Olivia de Prado

beta positiva, ¿y ahora qué?… siento miedo…

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“Relájate y verás como llega”, “una amiga mía estuvo años de tratamientos, fue dejarlos y quedarse embarazada”. Estos consejos que reciben muchas mujeres que están en la búsqueda de su embarazo, implícitamente están transmitiendo, de manera bienintencionada, un mensaje bastante perverso: “Tu deseo de tener hijos no te deja tener hijos”.

La decisión de formar una familia es un tema demasiado importante como para “no obsesionarse”.  Estos momentos pueden generar ansiedad y culpa. Entender como algo natural la preocupación, la tristeza y la ansiedad de este proceso suele tener un efecto mucho más beneficioso y “desculpabilizador”.

Uno de los principales motivos de fracaso en reproducción asistida es el abandono temprano del tratamiento. Hasta un 25% de las parejas lo dejan tras un primer ciclo negativo. Lo hacen porque se sienten desbordadas a nivel físico y emocional, y ahí desempeñan un papel muy importante el estrés y el pesimismo.

Por este motivo, es fundamental contar con apoyo psicológico durante el proceso. Ya que el 80% de las parejas logran un embarazo en los tres primeros ciclos de fecundación in vitro, lograr un buen ajuste psicológico que evite el abandono temprano se convierte en una meta crucial.

¿Si la beta es negativa?. Es importante asumir que los resultados negativos forman parte del proceso. Cada fracaso duele mucho, pero enfocarlo positivamente será determinante para lograr el objetivo final. Hemos de tener en cuenta que de cada ciclo, de cada experiencia, se obtiene información muy valiosa, que ayuda a los profesionales sanitarios a planificar la siguiente intervención.

Es importante tener un plan, saber cuál va a ser el siguiente paso a dar tanto si los resultados son positivos como negativos. “Si esto falla, ¿qué vamos a hacer?, ¿vamos a ovodonación?, ¿adoptamos?, ¿nos olvidamos de tener familia?”… Tener un plan B ayuda a disminuir la incertidumbre y aumenta la sensación de control.

Y si la beta es positiva, ¿entonces qué?. Muchas parejas se sienten desorientadas al llegar a este punto. Es algo que llevan tanto tiempo esperando que quizá han idealizado lo que deberían sentir. Habitualmente se siente miedo. Aparece una mezcla de emociones muy intensas entre las que predominan, obviamente, la alegría, pero el miedo y la ansiedad tienen un papel muy importante. Muchas parejas llegan a este punto después de meses o incluso años en los que apenas han recibido buenas noticias acerca del proceso.

En estos momentos en los que parece que termina la medicalización y los controles médicos exhaustivos, y aparecen estos sentimientos de “abandono” y miedo, se puede contar también con el acompañamiento de un profesional de la psicología, mejor aún si está especializado en el ámbito perinatal; que esté cerca de la familia, de la mujer y también del futuro bebé. Qué comprenda de dónde viene la mamá, qué viaje ha recorrido y el punto en el que actualmente se encuentra, con el fin de preparar la llegada de ese hijo tan deseado, contando con el mejor ajuste emocional por parte de sus progenitores.

Por este motivo quiero compartir con vosotras una nueva ilusión, el precioso camino que estoy recorriendo a lo largo de la formación de Psicología Perinatal. Un ámbito apasionante, que me permite completar el círculo, y acompañar a todas aquellas mujeres que lo deseen en su búsqueda, embarazo, parto y postparto.

Estoy deseando tenderte mi mano si me necesitas.

Si crees que este post puede ayudar a otras personas, puedes compartirlo en las redes sociales.

Gracias por compartir.

Olivia de Prado

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“Relájate y verás como llega”, “una amiga mía estuvo años de tratamientos, fue dejarlos y quedarse embarazada”. Estos consejos que reciben muchas mujeres que están en la búsqueda de su embarazo, implícitamente están transmitiendo, de manera bienintencionada, un mensaje bastante perverso: “Tu deseo de tener hijos no te deja tener hijos”.

La decisión de formar una familia es un tema demasiado importante como para “no obsesionarse”.  Estos momentos pueden generar ansiedad y culpa. Entender como algo natural la preocupación, la tristeza y la ansiedad de este proceso suele tener un efecto mucho más beneficioso y “desculpabilizador”.

Uno de los principales motivos de fracaso en reproducción asistida es el abandono temprano del tratamiento. Hasta un 25% de las parejas lo dejan tras un primer ciclo negativo. Lo hacen porque se sienten desbordadas a nivel físico y emocional, y ahí desempeñan un papel muy importante el estrés y el pesimismo.

Por este motivo, es fundamental contar con apoyo psicológico durante el proceso. Ya que el 80% de las parejas logran un embarazo en los tres primeros ciclos de fecundación in vitro, lograr un buen ajuste psicológico que evite el abandono temprano se convierte en una meta crucial.

¿Si la beta es negativa?. Es importante asumir que los resultados negativos forman parte del proceso. Cada fracaso duele mucho, pero enfocarlo positivamente será determinante para lograr el objetivo final. Hemos de tener en cuenta que de cada ciclo, de cada experiencia, se obtiene información muy valiosa, que ayuda a los profesionales sanitarios a planificar la siguiente intervención.

Es importante tener un plan, saber cuál va a ser el siguiente paso a dar tanto si los resultados son positivos como negativos. “Si esto falla, ¿qué vamos a hacer?, ¿vamos a ovodonación?, ¿adoptamos?, ¿nos olvidamos de tener familia?”… Tener un plan B ayuda a disminuir la incertidumbre y aumenta la sensación de control.

Y si la beta es positiva, ¿entonces qué?. Muchas parejas se sienten desorientadas al llegar a este punto. Es algo que llevan tanto tiempo esperando que quizá han idealizado lo que deberían sentir. Habitualmente se siente miedo. Aparece una mezcla de emociones muy intensas entre las que predominan, obviamente, la alegría, pero el miedo y la ansiedad tienen un papel muy importante. Muchas parejas llegan a este punto después de meses o incluso años en los que apenas han recibido buenas noticias acerca del proceso.

En estos momentos en los que parece que termina la medicalización y los controles médicos exhaustivos, y aparecen estos sentimientos de “abandono” y miedo, se puede contar también con el acompañamiento de un profesional de la psicología, mejor aún si está especializado en el ámbito perinatal; que esté cerca de la familia, de la mujer y también del futuro bebé. Qué comprenda de dónde viene la mamá, qué viaje ha recorrido y el punto en el que actualmente se encuentra, con el fin de preparar la llegada de ese hijo tan deseado, contando con el mejor ajuste emocional por parte de sus progenitores.

Por este motivo quiero compartir con vosotras una nueva ilusión, el precioso camino que estoy recorriendo a lo largo de la formación de Psicología Perinatal. Un ámbito apasionante, que me permite completar el círculo, y acompañar a todas aquellas mujeres que lo deseen en su búsqueda, embarazo, parto y postparto.

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