Olivia de Prado

“no siente lo mismo que yo…”

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“No entiende realmente cómo me siento, creo que tampoco siente lo mismo que yo”

Éstas son algunas de las frases que con frecuencia escucho en mi consulta cuando una pareja ha iniciado un proceso de Reproducción Asistida.

A pesar de que todos los seres humanos compartimos una similar forma de pensar, existen notables diferencias individuales, que hacen que cada uno de nosotros sea un ser único e irrepetible.

Por este motivo tenemos que aceptar que, en ciertas ocasiones, nuestra pareja no tenga la misma forma de entender la situación que nosotros, lo que no significa que no comprenda nuestros sentimientos o que no tenga la misma ilusión que nosotros por tener un hijo.

El deseo de tener un hijo no tiene el mismo significado para todas las personas. Tampoco para ambos miembros de la pareja.

Generalmente los hombres tienen una manera distinta de entender la infertilidad, por eso les cuesta menos tiempo integrar esta circunstancia. Consideran que una pareja, ya es una familia en sí, sin necesidad de tener hijos. En cambio, a la mujer este proceso de aceptación le resulta más complicado y lento, y para un gran número de mujeres el hecho de tener un hijo, les completa como personas.

Por otro lado, si nos paramos a pensar en la forma de expresar los sentimientos más íntimos de las personas, podemos apreciar que no todas lo hacemos del mismo modo. A algunas les resulta más fácil compartir las emociones, mientras que otras encontrarán más dificultades en mostrar su dolor o necesidad de apoyo.

En Reproducción Asistida la pareja se equilibra como una báscula, en la que cuando uno está en la posición más baja y se siente más vulnerable, el otro equilibra la balanza adoptando un papel protector, con el propósito de apoyar a su pareja, pese a que tenga que hacer un esfuerzo por ocultar sus sentimientos. La forma más fácil de conseguirlo es tratando de minimizar el problema, lo que es interpretado por el otro componente de la pareja como falta de interés o incluso desidia.

Está desigualdad en la manifestación de las emociones, puede generar una sensación de incomprensión por parte de tu pareja, y suscitar la idea de no tener un proyecto en común, lo que se traduce en un distanciamiento “temporal” de ella.

Con el objeto de preservar una buena relación con tu pareja a lo largo de todo el proceso de Reproducción Asistida, sería conveniente mantener un adecuado nivel de comunicación, que te permita conocer cuáles son las emociones que se despiertan en tu pareja en cada momento, así como transmitirle las tuyas.

En estos casos en los que parece que no logramos un entendimiento, podríamos interpretar las diferencias como una oportunidad para alimentar la confianza en el otro y fomentar una buena comunicación.

Tal vez, si volviéramos a leer de nuevo las palabras con las que comenzaba este artículo, les daríamos un significado diferente.

Si crees que este post puede ayudar a otras personas, puedes compartirlo en las redes sociales.

Gracias por compartir.

Olivia de Prado

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“No entiende realmente cómo me siento, creo que tampoco siente lo mismo que yo”

Éstas son algunas de las frases que con frecuencia escucho en mi consulta cuando una pareja ha iniciado un proceso de Reproducción Asistida.

A pesar de que todos los seres humanos compartimos una similar forma de pensar, existen notables diferencias individuales, que hacen que cada uno de nosotros sea un ser único e irrepetible.

Por este motivo tenemos que aceptar que, en ciertas ocasiones, nuestra pareja no tenga la misma forma de entender la situación que nosotros, lo que no significa que no comprenda nuestros sentimientos o que no tenga la misma ilusión que nosotros por tener un hijo.

El deseo de tener un hijo no tiene el mismo significado para todas las personas. Tampoco para ambos miembros de la pareja.

Generalmente los hombres tienen una manera distinta de entender la infertilidad, por eso les cuesta menos tiempo integrar esta circunstancia. Consideran que una pareja, ya es una familia en sí, sin necesidad de tener hijos. En cambio, a la mujer este proceso de aceptación le resulta más complicado y lento, y para un gran número de mujeres el hecho de tener un hijo, les completa como personas.

Por otro lado, si nos paramos a pensar en la forma de expresar los sentimientos más íntimos de las personas, podemos apreciar que no todas lo hacemos del mismo modo. A algunas les resulta más fácil compartir las emociones, mientras que otras encontrarán más dificultades en mostrar su dolor o necesidad de apoyo.

En Reproducción Asistida la pareja se equilibra como una báscula, en la que cuando uno está en la posición más baja y se siente más vulnerable, el otro equilibra la balanza adoptando un papel protector, con el propósito de apoyar a su pareja, pese a que tenga que hacer un esfuerzo por ocultar sus sentimientos. La forma más fácil de conseguirlo es tratando de minimizar el problema, lo que es interpretado por el otro componente de la pareja como falta de interés o incluso desidia.

Está desigualdad en la manifestación de las emociones, puede generar una sensación de incomprensión por parte de tu pareja, y suscitar la idea de no tener un proyecto en común, lo que se traduce en un distanciamiento “temporal” de ella.

Con el objeto de preservar una buena relación con tu pareja a lo largo de todo el proceso de Reproducción Asistida, sería conveniente mantener un adecuado nivel de comunicación, que te permita conocer cuáles son las emociones que se despiertan en tu pareja en cada momento, así como transmitirle las tuyas.

En estos casos en los que parece que no logramos un entendimiento, podríamos interpretar las diferencias como una oportunidad para alimentar la confianza en el otro y fomentar una buena comunicación.

Tal vez, si volviéramos a leer de nuevo las palabras con las que comenzaba este artículo, les daríamos un significado diferente.

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