Ámate…

Si no te estás tratando con amor y respeto, tal vez tengas que revisar esto, es importante que seas tú quien comience a tratarse con cariño. Solo así, podrás sentirte a gusto contigo misma, y si lo deseas, ofrecer lo mejor de ti a quienes quieres.

Respétate…

No te desanimes demasiado, porque lo estás haciendo lo mejor que puedes en cada momento. Sé que no es fácil, nada fácil.

Acepta las circunstancias tal y como llegan, solo así, sin oponer resistencia a ellas, podrás sentirte en calma. A veces esto es una carrera de fondo, otras un paseo por el campo y otras es un dejarse llevar por la corriente del río.

Valórate…

Fíjate más en todo lo que haces maravillosamente, que son muchas cosas. Dale más valor a todo lo que haces bien, y que generalmente no presta atención, porque piensas que “debería ser así”.

Destierra de tu cabeza esa creencia de los “debería”, no hace más que exigirte, sin ofrecerte nada a cambio, ni siquiera bienestar.

Date la enhorabuena por tus logros, por pequeños que puedan parecerte.

Cuídate…

Dedícate por unos minutos a tu propio bienestar, date un homenaje, como sentarte en un banco apreciando cómo los rayos de sol te llenan de energía.

Perdónate…

Nacimos para ser felices, no para ser perfectos. ¿Y si te equivocas? ¿qué pasa?, siempre hay tiempo de volver a intentarlo de nuevo, de otra forma, hasta que des con la mejor solución para tí. La vida es como un experimento de laboratorio, basada en “ensayo-error”, y en ocasiones tenemos que errar más de lo que nos gustaría para llegar al acierto, pero cuando llegamos donde habíamos imaginado, es como una preciosa exhibición de fuegos artificiales.

Sonríete…

Mírate al espejo y dedícate tu más sincera sonrisa, te reconfortará y dará fuerza para salir ahí fuera, aun cuando no brille el sol.

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Gracias por compartir.

Olivia de Prado