Olivia de Prado

SIENTO ENVIDIA DE OTRAS EMBARAZADAS.

Su embarazo, mi vacío…

Me daba miedo enfrentarme a ese momento.

En mi cabeza sobrevolaba continuamente la idea.

¿Cuándo sería? ¿Cómo lo afrontaría?

Me lo imaginaba una y otra vez, proyectándo ese  instante en que me toparía de bruces con su vientre dando vida, y yo…con el mío vacío.

Cuántas lágrimas derramadas, inundando esos sueños rotos!

Y entonces ocurrió, sin preveerlo, tan sólo ocurrió.

Ella frente a mí, con su tripita incipiente, derrochando vida por los cuatro costados.

Por un momento me hice chiquitita, sentí la necesidad de desaparecer. Pero si no era hoy, sería otro día, tarde o temprano tendría que ser.

Para qué retrasarlo más? Algún día tendría que enfrentarme a ello. Mejor que fuera más bien pronto.

Sentí una desconcertante ambivalencia, que por una parte me pedía alejarme de aquel lugar y huir a uno más seguro, donde me sintiera menos amenazada; por otra parte mi conciencia e implicación con la maternidad me pedía acercarme a ella, darle mi enhorabuena y reconciliarme conmigo misma.

Ganó mi instinto, la maternidad me toca de lleno. Esta vez en primera persona.

Ya no quería seguir huyendo. No quería colaborar con la falta de coraje. Aquello que había sido “protección” durante un tiempo, se estaba convirtiendo en un veneno, mortífero y lento en el mismo momento

No recuerdo lo que le dije, no escogí mis palabras, ni mis gestos, me dejé llevar por lo que me dictaba mi corazón.

Y al otro lado, frente a mis ojos, mi corazón y mi sentir, me encontré una futura madre llena de ilusión, de ternura. Imposible no conectar con ella.

Creo que esa es mi esencia, algo que me define profundamente, la vulnerabilidad y la ternura me atrapan irremediablemente.

No se merecía mi “despecho”, ni yo me merecía tratarme como lo estaba haciendo, comparativamente.

Ella estaba viviendo su momento dulce, y yo lo entendí y respeté desde lo más hondo de mi ser.

Dejé fluir mis emociones y después, después de conectar con mi lucha interna y de permitirme abrazar aquel temido encuentro, me sentí más libre, más serena, menos contenida.

La aceptación es un proceso para toda la vida. Y cada paso que damos es una aproximación hacia la cumbre de la misma.

Olivia de Prado.
Acreditada como Psicóloga General Sanitaria por el Gobierno Vasco. Autorización Sanitaria del Gobierno Vasco Nº 48C.2.2.9753
Psicóloga Experta en Infertilidad y Reproducción Asistida.
Psicóloga Especialista en Intervencion de la Ansiedad y el Estrés.
Psicóloga Especialista en Salud Mental Perinatal.
Psicóloga Especialista en Elaboración de Proccesos de DUELO.
Sexóloga clínica.
Miembro colegiado del Colegio Oficial de Psicólogos de Bizkaia. Psicóloga colegiada num. BI04350
Es miembro de la Sociedad Española de Fertilidad.
Es miembro de la Sociedad Española de Psicología Perinatal.

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SIENTO ENVIDIA DE OTRAS EMBARAZADAS.

Su embarazo, mi vacío…

Me daba miedo enfrentarme a ese momento.

En mi cabeza sobrevolaba continuamente la idea.

¿Cuándo sería? ¿Cómo lo afrontaría?

Me lo imaginaba una y otra vez, proyectándo ese  instante en que me toparía de bruces con su vientre dando vida, y yo…con el mío vacío.

Cuántas lágrimas derramadas, inundando esos sueños rotos!

Y entonces ocurrió, sin preveerlo, tan sólo ocurrió.

Ella frente a mí, con su tripita incipiente, derrochando vida por los cuatro costados.

Por un momento me hice chiquitita, sentí la necesidad de desaparecer. Pero si no era hoy, sería otro día, tarde o temprano tendría que ser.

Para qué retrasarlo más? Algún día tendría que enfrentarme a ello. Mejor que fuera más bien pronto.

Sentí una desconcertante ambivalencia, que por una parte me pedía alejarme de aquel lugar y huir a uno más seguro, donde me sintiera menos amenazada; por otra parte mi conciencia e implicación con la maternidad me pedía acercarme a ella, darle mi enhorabuena y reconciliarme conmigo misma.

Ganó mi instinto, la maternidad me toca de lleno. Esta vez en primera persona.

Ya no quería seguir huyendo. No quería colaborar con la falta de coraje. Aquello que había sido “protección” durante un tiempo, se estaba convirtiendo en un veneno, mortífero y lento en el mismo momento

No recuerdo lo que le dije, no escogí mis palabras, ni mis gestos, me dejé llevar por lo que me dictaba mi corazón.

Y al otro lado, frente a mis ojos, mi corazón y mi sentir, me encontré una futura madre llena de ilusión, de ternura. Imposible no conectar con ella.

Creo que esa es mi esencia, algo que me define profundamente, la vulnerabilidad y la ternura me atrapan irremediablemente.

No se merecía mi “despecho”, ni yo me merecía tratarme como lo estaba haciendo, comparativamente.

Ella estaba viviendo su momento dulce, y yo lo entendí y respeté desde lo más hondo de mi ser.

Dejé fluir mis emociones y después, después de conectar con mi lucha interna y de permitirme abrazar aquel temido encuentro, me sentí más libre, más serena, menos contenida.

La aceptación es un proceso para toda la vida. Y cada paso que damos es una aproximación hacia la cumbre de la misma.

Olivia de Prado.
Acreditada como Psicóloga General Sanitaria por el Gobierno Vasco. Autorización Sanitaria del Gobierno Vasco Nº 48C.2.2.9753
Psicóloga Experta en Infertilidad y Reproducción Asistida.
Psicóloga Especialista en Intervencion de la Ansiedad y el Estrés.
Psicóloga Especialista en Salud Mental Perinatal.
Psicóloga Especialista en Elaboración de Proccesos de DUELO.
Sexóloga clínica.
Miembro colegiado del Colegio Oficial de Psicólogos de Bizkaia. Psicóloga colegiada num. BI04350
Es miembro de la Sociedad Española de Fertilidad.
Es miembro de la Sociedad Española de Psicología Perinatal.

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