Me gustaría compartir con vosotras un pequeño fragmento de un escrito que me ha llegado a través de mi amiga Laura, que además de muy buena amiga, es una estupenda profesional.

Os animo a que después de leerlo, hagáis una reflexión acerca del papel que le dais a vuestras sensaciones, como pueda ser la Ansiedad, en vuestras vidas, en vuestros ciclos, en vuestros tratamientos, es vuestras “esperas”, después de un fracaso… porque quizás no les estamos prestando la atención que debiéramos.

“Hola, soy la ansiedad, no te asustes… vengo en son de paz. ¿Por qué te incomoda tanto mi presencia?, sé que te sientes horrible cada vez que aparezco, pero no estoy aquí para hacerte daño.

La verdad es que aparezco y te hago sentir todo eso porque no había logrado encontrar otra manera de hacerme escuchar por ti, estabas tan ocupado tratando de ser exitoso, productivo y de demostrarle a los demás que eres digno de ser amado… que no escuchabas mis pequeñas señales.

Aunque aquí entre nosotros, los dos sabemos que sentías mi presencia. Es por eso que cuando te quedabas tranquilo… o era momento de estar contigo mismo, en soledad… te empezabas a poner nervioso.

Hay algo muy importante que te quiero decir, en verdad me iré cuando vea que estás haciendo esos cambios necesarios en tu vida, cuando vea que estás en el camino a tu evolución y que estás dispuesto a crecer y reencontrarte contigo mismo. Mientras no lo hagas… aquí seguiré.  

En conclusión, si hoy estoy aquí, es porque me necesitas para avanzar.

Y, sobre todo, necesitas de mí para hacer lo que te gusta de la vida, para ser tú mismo, y perder el miedo al rechazo o abandono de los demás, para ponerle límites a las personas que te lastiman, para que te llenes de valor y aprendas a decir que “no”, para que dejes de mendigar amor con quien no te merece, para que dejes de depender de los demás para ser feliz.

Yo soy tú, hablándote desde el fondo de tu corazón, para que pongas atención en lo que sientes y que quiere salir de ahí.”

Después de terminar de leerlo, me evoca a pensar que tal vez, si escucháramos lo que nuestro cuerpo nos quiere transmitir, tal vez podríamos salir de ese círculo en el que nos encontramos envueltos en algunas ocasiones.

¿Cuantas veces has tenido sensaciones a las que no has prestado atención?

Te invito a que las escuches, a que les des el valor que precisan y que seas tú quien decidas qué hacer con ellas.

Esto te permitirá tomar conciencia sobre la dirección que deseas escoger en tu camino.

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Gracias por compartir.

Olivia de Prado