Para practicar una buena comunicación se requiere cierto esfuerzo, a veces intenso.

El secreto está en anular nuestro cerebro más primitivo (el de los impulsos y reacciones primarias), esto es mucho más difícil si estamos privados de sueño, tenemos hambre o nos sentimos abrumados.

En una situación comprometida, ¿por qué es tan difícil tener paciencia?, porque depende de cómo me siento, de si estoy cansado o he tenido un día duro en el trabajo.

Por este motivo, cuando estamos viviendo un momento estresante, como pueda ser un proceso de Reproducción Asistida, se hace más difícil entendernos con las personas que tenemos a nuestro alrededor.

Para poder mejorar nuestra manera de comunicarnos en una situación complicada, la solución está en tres preguntas.

LAS 3 PREGUNTAS CLAVE PARA UN BUEN ENTENDIMIENTO SON ¿POR QUÉ?  ¿QUÉ? y ¿CÓMO?

¿POR QUÉ mi pareja/padre/madre/amiga ha actuado así?, ¿qué hay detrás de ese comportamiento?

Cuando estamos enfrascados en una circunstancia delicada, generalmente nos sentimos malhumorados. Si nos planteáramos en ese mismo instante esta pregunta, nuestra respuesta podría ser “porque lo ha hecho para sacarme de quicio”. Sin embargo, si lo enfocamos con curiosidad y no con presuposiciones, analizando más a fondo lo que hay detrás de una conducta determinada, a menudo se pone de manifiesto que esa persona ha actuado como reacción a nuestro estilo de actuación. Si entendemos esto, podemos responder con más eficacia, dejando de lado la confrontación.

Las reacciones de nuestro entorno son como un espejo, así nos comportemos nosotros, reaccionarán los otros.

¿QUÉ manera de comunicarnos me gustaría que tuviéramos en este momento?

Imagina una situación ideal rozando la utopía, por mucho que te cueste. Seguro que esa idea es la mejor forma para hacerlo. Entonces, ¿qué te impide ponerla en marcha?

Piensa en las cosas que podríais hacer o decir de modo diferente a como lo estáis haciendo.

¿CÓMO me gustaría que nos comunicáramos?

Reflexiona sobre la manera en la que puedes llevar a cabo esa ilusión que has tenido por un momento.

Transmítelo a las personas que te rodean. Sé concisa en tus intenciones. Esto ayudará a que todos los implicados pongáis de vuestra parte.

No es fácil seguir el protocolo de las tres preguntas. Suena muy poco realista pensar que serás consciente de ello en pleno acaloramiento. No quiero decir que vayas a hacerlo a la perfección todas las veces, o que vayas a ser capaz de evaluar atentamente tu respuesta cuando estéis alterados. Pero cuanto más tengas en cuenta y practiques este enfoque, más natural será hacer una valoración rápida y tu respuesta será automática.

Con la práctica, estas preguntas pueden ayudarte a permanecer receptivo en circunstancias que antes provocaban reacción. Preguntarte por qué, qué y cómo, te ayudará a crear una sensación interna de claridad incluso frente al caos externo.

Si crees que este post puede ayudar a otras personas, puedes compartirlo en las redes sociales.

Gracias por compartir.

Olivia de Prado