Olivia de Prado

CONOCER TU PROPIA HERIDA, TE AYUDA A REPARARLA

Todos tenemos una herida.

Un abandono, un maltrato emocional o físico, una pérdida, un proyecto truncado, una separación, una traición, una infidelidad, un deseo no cumplido.

Y algunos estamos tratando de sanarla con trabajo personal, duro y costoso.

Es doloroso, verdad?

Aún así te animo a que continúes haciéndolo.

Cuál es la otra opción?

Que te dejes caer?

Que te abandones?

Que no te cuides?

Que no te mires?

Cuidar tu herida es un gran acto de valentía.

Porque cuando lo haces ésta duele aún más, pero continúas haciéndolo, sin rendirte.

Como cuando echas agua oxigenada o betadine a una herida. Escuece verdad? Pero eso significa que está sanando. Pues lo mismo.

Si no lo hicieras llegaría un momento en que se infectaría, pudiendo provocarte una infección generalizada.

Y eso podría ser el fin.

Tu fin.

En tu camino siempre aparecen “otros” a hurgar en tu herida.

Intencionada o no intencionadamente, pero hurgan. Y te ponen a prueba.

Esto no significa que tengas que quedarte de brazos cruzados observando cómo duele que “otros” metan mano en ella.

Más delito tiene aún, si además conocen tu herida y saben que has estado tratando de curarte de ella.

 

En tu mano está elegir qué quieres hacer con la herida.

Y también que quieres hacer con “los otros”.

Lo más sano es que continúes trabajando en tu herida.

Y que, para evitar que “los otros” continúen reinfectandola, pongas límites en forma de distancia física o emocional, y que dejes las cosas claras mediante el diálogo.

Habrá algunos que quieran continuar saltándose los límites, otros que hagan caso omiso de lo que les dices.

Esto demuestra falta de interés en ti y en tu herida, lo que hace evidente su egoismo.

Ahora, te digo una cosa para que la tengas en cuenta, NO puedes controlar las acciones de los demás, pero SI puedes gestionar tu manera de responder a sus actos de la forma más saludable para ti.

Haz lo que necesites para continuar sanando.

Y no permítas que nadie, NADIE, te dañe más, menos si te conoce lo suficiente para saber que lo que hace, te duele. Eso es tremendamente cruel.

Estás en el camino, lo estás haciendo muy bien. Aunque duela.

Nadie dijo que fuera fácil.

Sigue cuidando de ti.

Olivia de Prado.
Acreditada como Psicóloga General Sanitaria por el Gobierno Vasco. Autorización Sanitaria del Gobierno Vasco Nº 48C.2.2.9753
Psicóloga Experta en Infertilidad y Reproducción Asistida.
Psicóloga Especialista en Intervencion de la Ansiedad y el Estrés.
Psicóloga Especialista en Salud Mental Perinatal.
Psicóloga Especialista en Elaboración de Proccesos de DUELO.
Sexóloga clínica.
Miembro colegiado del Colegio Oficial de Psicólogos de Bizkaia. Psicóloga colegiada num. BI04350
Es miembro de la Sociedad Española de Fertilidad.
Es miembro de la Sociedad Española de Psicología Perinatal.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

CONOCER TU PROPIA HERIDA, TE AYUDA A REPARARLA

Todos tenemos una herida.

Un abandono, un maltrato emocional o físico, una pérdida, un proyecto truncado, una separación, una traición, una infidelidad, un deseo no cumplido.

Y algunos estamos tratando de sanarla con trabajo personal, duro y costoso.

Es doloroso, verdad?

Aún así te animo a que continúes haciéndolo.

Cuál es la otra opción?

Que te dejes caer?

Que te abandones?

Que no te cuides?

Que no te mires?

Cuidar tu herida es un gran acto de valentía.

Porque cuando lo haces ésta duele aún más, pero continúas haciéndolo, sin rendirte.

Como cuando echas agua oxigenada o betadine a una herida. Escuece verdad? Pero eso significa que está sanando. Pues lo mismo.

Si no lo hicieras llegaría un momento en que se infectaría, pudiendo provocarte una infección generalizada.

Y eso podría ser el fin.

Tu fin.

En tu camino siempre aparecen “otros” a hurgar en tu herida.

Intencionada o no intencionadamente, pero hurgan. Y te ponen a prueba.

Esto no significa que tengas que quedarte de brazos cruzados observando cómo duele que “otros” metan mano en ella.

Más delito tiene aún, si además conocen tu herida y saben que has estado tratando de curarte de ella.

 

En tu mano está elegir qué quieres hacer con la herida.

Y también que quieres hacer con “los otros”.

Lo más sano es que continúes trabajando en tu herida.

Y que, para evitar que “los otros” continúen reinfectandola, pongas límites en forma de distancia física o emocional, y que dejes las cosas claras mediante el diálogo.

Habrá algunos que quieran continuar saltándose los límites, otros que hagan caso omiso de lo que les dices.

Esto demuestra falta de interés en ti y en tu herida, lo que hace evidente su egoismo.

Ahora, te digo una cosa para que la tengas en cuenta, NO puedes controlar las acciones de los demás, pero SI puedes gestionar tu manera de responder a sus actos de la forma más saludable para ti.

Haz lo que necesites para continuar sanando.

Y no permítas que nadie, NADIE, te dañe más, menos si te conoce lo suficiente para saber que lo que hace, te duele. Eso es tremendamente cruel.

Estás en el camino, lo estás haciendo muy bien. Aunque duela.

Nadie dijo que fuera fácil.

Sigue cuidando de ti.

Olivia de Prado.
Acreditada como Psicóloga General Sanitaria por el Gobierno Vasco. Autorización Sanitaria del Gobierno Vasco Nº 48C.2.2.9753
Psicóloga Experta en Infertilidad y Reproducción Asistida.
Psicóloga Especialista en Intervencion de la Ansiedad y el Estrés.
Psicóloga Especialista en Salud Mental Perinatal.
Psicóloga Especialista en Elaboración de Proccesos de DUELO.
Sexóloga clínica.
Miembro colegiado del Colegio Oficial de Psicólogos de Bizkaia. Psicóloga colegiada num. BI04350
Es miembro de la Sociedad Española de Fertilidad.
Es miembro de la Sociedad Española de Psicología Perinatal.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *