“¿por qué no quejarte?, estás en tu derecho”
¿Alguna vez has tenido la sensación de no poder contar cómo te sientes realmente, porque cuando has tratado de hacerlo, has sentido que no te entienden?
Las personas que hemos pasado por Reproducción Asistida, muchas veces nos sentimos incomprendidas, porque la realidad de este tipo tratamientos aún está muy lejos de ser comprendida por los que no han pasado por ello.
La repercusión que tiene tanto la infertilidad como el desgaste desencadenado por los tratamientos médicos, alcanza unos límites insospechados. Si quieres conocer algo más a cerca de este tema pincha aquí y aquí.
Es muy fácil hacer comentarios inocentes tratando de quitar hierro al asunto, pero con ellos se consigue el efecto contrario.
De nada sirve decir; “no te preocupes que ya verás cómo lo consigues algún día…”, “yo conozco a una mujer que después de hacerse x tratamientos, al final se quedó embarazada natural…”, “por fin has conseguido quedarte embarazada, así que ahora ya no te puedes quejar, ¿esto es lo que querías no?”; porque este tipo de comentarios, en lugar de calmar a la persona afectada, aumentan su malestar.
Si no te encuentras bien, si estás cansada, si tienes miedo, dudas o incluso alguna dolencia, ¡Tienes todo el derecho a quejarte!
Es más, te diría que no dejaras de hacerlo. Es una buena forma de sacar toda la carga que llevas acumulada. Tu lucha está siendo demasiado larga…
Yo no estoy nada de acuerdo con la frase: “tú te has metido en esto, ahora apechuga con las consecuencias”.
¿Por qué no vas a poder quejarte por algo que estás sintiendo y que te impide estar a gusto? ¿qué hay de malo en ello? Tal vez las personas que no se permiten quejarse, es porque tienen recelo a mostrar debilidad. No hay nada malo en ello. Todos en algún momento de nuestras vidas, nos podemos sentir menos fuertes, y ello no implica ser frágil.
Aunque hayas decidido coger un camino por tu propio convencimiento y asumiendo las consecuencias, te puedes encontrar con dificultades que no esperabas. Aun tratando de sortearlas, si aparece malestar, es lícito mostrar la inquietud que ello te provoca. Esto es bueno para ir depurando lo que hay en tu interior.
Es necesario dejar fluir las sensaciones y las emociones que llevamos con nosotros, porque si se quedan bloqueadas, es cuando a la larga, pasan factura.
Imagina una herida mal curada, siempre que haya un roce, la herida se volverá a abrir, si le ponemos una tirita y la tapamos sin sanarla, la herida permanecerá ahí, y puede que se infecte si pasa el tiempo y no la tratamos. Lo mismo ocurre con las emociones y los sentimientos… si no los atendemos, continuarán ahí y reaparecerán cuando menos te lo esperes.
Así es que te animo a que siempre expreses cómo te sientes, o como lo llaman otros “te quejes”, si es lo que deseas, independientemente de lo que te digan los demás. Seguro que muchas veces has tenido que escuchar sus batallitas… ahora ha llegado el momento en que ellos escuchen las tuyas.
Si crees que este post puede ayudar a otras personas, puedes compartirlo en las redes sociales.
Gracias por compartir.
Olivia de Prado
1 comentario en ““¿por qué no quejarte?, estás en tu derecho””
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“¿por qué no quejarte?, estás en tu derecho”
¿Alguna vez has tenido la sensación de no poder contar cómo te sientes realmente, porque cuando has tratado de hacerlo, has sentido que no te entienden?
Las personas que hemos pasado por Reproducción Asistida, muchas veces nos sentimos incomprendidas, porque la realidad de este tipo tratamientos aún está muy lejos de ser comprendida por los que no han pasado por ello.
La repercusión que tiene tanto la infertilidad como el desgaste desencadenado por los tratamientos médicos, alcanza unos límites insospechados. Si quieres conocer algo más a cerca de este tema pincha aquí y aquí.
Es muy fácil hacer comentarios inocentes tratando de quitar hierro al asunto, pero con ellos se consigue el efecto contrario.
De nada sirve decir; “no te preocupes que ya verás cómo lo consigues algún día…”, “yo conozco a una mujer que después de hacerse x tratamientos, al final se quedó embarazada natural…”, “por fin has conseguido quedarte embarazada, así que ahora ya no te puedes quejar, ¿esto es lo que querías no?”; porque este tipo de comentarios, en lugar de calmar a la persona afectada, aumentan su malestar.
Si no te encuentras bien, si estás cansada, si tienes miedo, dudas o incluso alguna dolencia, ¡Tienes todo el derecho a quejarte!
Es más, te diría que no dejaras de hacerlo. Es una buena forma de sacar toda la carga que llevas acumulada. Tu lucha está siendo demasiado larga…
Yo no estoy nada de acuerdo con la frase: “tú te has metido en esto, ahora apechuga con las consecuencias”.
¿Por qué no vas a poder quejarte por algo que estás sintiendo y que te impide estar a gusto? ¿qué hay de malo en ello? Tal vez las personas que no se permiten quejarse, es porque tienen recelo a mostrar debilidad. No hay nada malo en ello. Todos en algún momento de nuestras vidas, nos podemos sentir menos fuertes, y ello no implica ser frágil.
Aunque hayas decidido coger un camino por tu propio convencimiento y asumiendo las consecuencias, te puedes encontrar con dificultades que no esperabas. Aun tratando de sortearlas, si aparece malestar, es lícito mostrar la inquietud que ello te provoca. Esto es bueno para ir depurando lo que hay en tu interior.
Es necesario dejar fluir las sensaciones y las emociones que llevamos con nosotros, porque si se quedan bloqueadas, es cuando a la larga, pasan factura.
Imagina una herida mal curada, siempre que haya un roce, la herida se volverá a abrir, si le ponemos una tirita y la tapamos sin sanarla, la herida permanecerá ahí, y puede que se infecte si pasa el tiempo y no la tratamos. Lo mismo ocurre con las emociones y los sentimientos… si no los atendemos, continuarán ahí y reaparecerán cuando menos te lo esperes.
Así es que te animo a que siempre expreses cómo te sientes, o como lo llaman otros “te quejes”, si es lo que deseas, independientemente de lo que te digan los demás. Seguro que muchas veces has tenido que escuchar sus batallitas… ahora ha llegado el momento en que ellos escuchen las tuyas.
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Olivia de Prado
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