“cuando no ves la salida…”
Algunas parejas comienzan a tener diferencias cuando surge un contratiempo entre ambos, como pueda ser la infertilidad.
Si la base de la pareja no es sólida, puede que ésta no sea capaz de soportar una sola grieta.
La infertilidad trastoca la vida de las personas que la sufren y salpica a las de su alrededor. Esta afectación no siempre tiene por qué tener consecuencias negativas. En ocasiones las dificultades unen a las parejas en lugar de separarlas.
Cuando una persona recibe un diagnostico de infertilidad, sea cual sea el motivo que se la ha provocado, comienza el proceso de aceptación. El primer impacto suele ser muy cruel, porque es algo que no se espera, y dependiendo de la personalidad de cada uno, la aceptación será más rápida o más lenta.
Cuando en una pareja, uno de sus miembros sufre infertilidad, pueden aparecer diferentes posturas.
Por un lado, están aquellas parejas que se unen ante la adversidad y deciden emprender el camino juntos afanándose por conseguir su sueño, su hijo.
En cambio, otras, se sienten tan desbordadas con la nueva situación, que les provoca una enorme crisis en la pareja.
En ocasiones el dolor que produce la aceptación de la infertilidad, le lleva a la persona infértil a huir de ella mirando a otro lado, o incluso cargando su rabia contra los demás. Ésta se siente frustrada e incomprendida.
Es importante permanecer al lado de estas personas durante el proceso de aceptación, para que sientan que tienen un apoyo, ya que no saben cómo manejar la situación. Es fundamental también tratar de entenderlas y procurar que compartan sus sentimientos más profundos.
En cuanto a la pareja de la persona infértil, puede sentirse inicialmente defraudada por la situación, no por su pareja; puede sentir que sea injusto tener que pasar por un proceso de estas características; puede experimentar tristeza por verse afectado el proyecto de formar una familia y estar enfadada e incluso manifestarlo contra su pareja.
Estaría bien que la persona que no ha recibido el diagnostico hiciera un ejercicio de contención; aunque resulte difícil porque ella también está sufriendo por la incertidumbre que le provoca no saber si finalmente podrán llevar a cabo su proyecto en común; porque es crucial para tener una sana relación de pareja.
Una mujer me comentaba hace unos días el momento por el que están pasando ella y su marido:
Él diagnosticado de esterilidad, con la única opción de recurrir a semen de donante para hacer un tratamiento de Reproducción Asistida. Ante tal opción no está dispuesto a tener un hijo renunciando a su genética y se lo hace saber a su mujer.
Ella con la firme decisión de querer tener un hijo y tras la decisión de su marido de no querer recurrir a un donante, se plantea llevar a cabo su maternidad en solitario.
Surgen conversaciones como la siguiente:
“no me pongas en la tesitura de tener que elegir entre tener un marido o un hijo, porque tengo la decisión muy clara”.
Este momento es francamente duro para ambos, ya que cada uno está viviendo la situación de dos maneras completamente diferentes.
Por un lado, él está dispuesto a no materializar su deseo inicial de formar una familia, y por otro lado ella con la firme decisión de querer cumplir su sueño de ser madre.
¿Cómo solventar una diferencia, aparentemente tan irreconciliable?
Tal vez, éste NO sea el momento de tomar una decisión tan importante.
Es conveniente buscar desde la calma una solución adecuada para ambos. Siempre la hay.
En la consulta me encuentro con muchas parejas que atraviesan dificultades cuando reciben el diagnostico de infertilidad. Algunas de ellas hasta ahora no habían tenido ningún enfrentamiento, otras vienen arrastrando desde hace tiempo sus desavenencias y otras tantas han pasado por diferentes etapas y las han ido superando.
Casi todos los problemas de pareja, por no decir todos, tienen solución. El amor, el respeto, la empatía y una buena comunicación, son las principales cualidades para que haya un buen entendimiento.
Cuando el desencuentro es tan fuerte que dificulta la convivencia, puede ser beneficioso para ambos una separación temporal. Este no es momento de tomar decisiones precipitadas. Viene bien tomarse un tiempo, para alejarse del foco que provoca el malestar y así poder pensar con la cabeza fría.
Con el tiempo, la integración permite que el dolor desaparezca. Y es entonces cuando se pueden tomar decisiones coherentes
Quizás con la distancia y un tiempo prudencial, se puedan ver las cosas con mayor claridad. Tal vez te ayude a cambiar de opinión o quizás te reafirmes en la decisión que has tomado.
Lo que sí te recomiendo es que, si vosotros solos no os veis con la fortaleza de seguir adelante o no sabéis de qué manera continuar, busquéis ayuda externa, bien de un familiar, amigo o terapeuta que os pueda guiar en el camino para conseguir llegar a un acuerdo.
A veces hace falta aire freso para ver las cosas desde otra perspectiva.
Si crees que este post puede ayudar a otras personas, puedes compartirlo en las redes sociales.
Gracias por compartir.
Olivia de Prado
“cuando no ves la salida…”
Algunas parejas comienzan a tener diferencias cuando surge un contratiempo entre ambos, como pueda ser la infertilidad.
Si la base de la pareja no es sólida, puede que ésta no sea capaz de soportar una sola grieta.
La infertilidad trastoca la vida de las personas que la sufren y salpica a las de su alrededor. Esta afectación no siempre tiene por qué tener consecuencias negativas. En ocasiones las dificultades unen a las parejas en lugar de separarlas.
Cuando una persona recibe un diagnostico de infertilidad, sea cual sea el motivo que se la ha provocado, comienza el proceso de aceptación. El primer impacto suele ser muy cruel, porque es algo que no se espera, y dependiendo de la personalidad de cada uno, la aceptación será más rápida o más lenta.
Cuando en una pareja, uno de sus miembros sufre infertilidad, pueden aparecer diferentes posturas.
Por un lado, están aquellas parejas que se unen ante la adversidad y deciden emprender el camino juntos afanándose por conseguir su sueño, su hijo.
En cambio, otras, se sienten tan desbordadas con la nueva situación, que les provoca una enorme crisis en la pareja.
En ocasiones el dolor que produce la aceptación de la infertilidad, le lleva a la persona infértil a huir de ella mirando a otro lado, o incluso cargando su rabia contra los demás. Ésta se siente frustrada e incomprendida.
Es importante permanecer al lado de estas personas durante el proceso de aceptación, para que sientan que tienen un apoyo, ya que no saben cómo manejar la situación. Es fundamental también tratar de entenderlas y procurar que compartan sus sentimientos más profundos.
En cuanto a la pareja de la persona infértil, puede sentirse inicialmente defraudada por la situación, no por su pareja; puede sentir que sea injusto tener que pasar por un proceso de estas características; puede experimentar tristeza por verse afectado el proyecto de formar una familia y estar enfadada e incluso manifestarlo contra su pareja.
Estaría bien que la persona que no ha recibido el diagnostico hiciera un ejercicio de contención; aunque resulte difícil porque ella también está sufriendo por la incertidumbre que le provoca no saber si finalmente podrán llevar a cabo su proyecto en común; porque es crucial para tener una sana relación de pareja.
Una mujer me comentaba hace unos días el momento por el que están pasando ella y su marido:
Él diagnosticado de esterilidad, con la única opción de recurrir a semen de donante para hacer un tratamiento de Reproducción Asistida. Ante tal opción no está dispuesto a tener un hijo renunciando a su genética y se lo hace saber a su mujer.
Ella con la firme decisión de querer tener un hijo y tras la decisión de su marido de no querer recurrir a un donante, se plantea llevar a cabo su maternidad en solitario.
Surgen conversaciones como la siguiente:
“no me pongas en la tesitura de tener que elegir entre tener un marido o un hijo, porque tengo la decisión muy clara”.
Este momento es francamente duro para ambos, ya que cada uno está viviendo la situación de dos maneras completamente diferentes.
Por un lado, él está dispuesto a no materializar su deseo inicial de formar una familia, y por otro lado ella con la firme decisión de querer cumplir su sueño de ser madre.
¿Cómo solventar una diferencia, aparentemente tan irreconciliable?
Tal vez, éste NO sea el momento de tomar una decisión tan importante.
Es conveniente buscar desde la calma una solución adecuada para ambos. Siempre la hay.
En la consulta me encuentro con muchas parejas que atraviesan dificultades cuando reciben el diagnostico de infertilidad. Algunas de ellas hasta ahora no habían tenido ningún enfrentamiento, otras vienen arrastrando desde hace tiempo sus desavenencias y otras tantas han pasado por diferentes etapas y las han ido superando.
Casi todos los problemas de pareja, por no decir todos, tienen solución. El amor, el respeto, la empatía y una buena comunicación, son las principales cualidades para que haya un buen entendimiento.
Cuando el desencuentro es tan fuerte que dificulta la convivencia, puede ser beneficioso para ambos una separación temporal. Este no es momento de tomar decisiones precipitadas. Viene bien tomarse un tiempo, para alejarse del foco que provoca el malestar y así poder pensar con la cabeza fría.
Con el tiempo, la integración permite que el dolor desaparezca. Y es entonces cuando se pueden tomar decisiones coherentes
Quizás con la distancia y un tiempo prudencial, se puedan ver las cosas con mayor claridad. Tal vez te ayude a cambiar de opinión o quizás te reafirmes en la decisión que has tomado.
Lo que sí te recomiendo es que, si vosotros solos no os veis con la fortaleza de seguir adelante o no sabéis de qué manera continuar, busquéis ayuda externa, bien de un familiar, amigo o terapeuta que os pueda guiar en el camino para conseguir llegar a un acuerdo.
A veces hace falta aire freso para ver las cosas desde otra perspectiva.
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Gracias por compartir.
Olivia de Prado