Olivia de Prado

DGP ¿qué es y cómo afrontarlo?

dgp

El Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP), es una forma muy precoz de diagnóstico, que hace posible el estudio genético en los embriones antes de ser trasferidos al útero materno.

De este modo, se determinan aquellos embriones portadores o libres de enfermedad, lo que permite establecer diagnósticos tempranos para un gran número de patologías congénitas.

Este tipo de técnicas sirven para identificar los pacientes con riesgo elevado de procrear descendencia afectada, porque tienen o son portadores de enfermedades genéticas transmisibles, y ofrecen la posibilidad de comenzar el embarazo con el conocimiento de procrear descendencia libre de la enfermedad especifica estudiada.

Además de diagnosticar enfermedades hereditarias, el DGP se utiliza en otro tipo de situaciones como puede ser, abortos de repetición o fallos repetidos de implantación, con el fin de determinar qué está ocurriendo en estos casos.

Desde la parte psicológica, y como ya hemos hablado en ocasiones anteriores, la infertilidad, sea cual sea su causa, siempre supone para la persona que la sufre, así como para su pareja, un acontecimiento, cuanto menos, significativo en sus vidas.

Son varias las etapas por las que se transita tras recibir el diagnóstico de ser portador de una enfermedad hereditaria; las mismas por las que se atraviesa después de sufrir un aborto o de haber tenido fallos de implantación en repetidas ocasiones. Algunas de las emociones que se despiertan tras estos acontecimientos pueden ser rabia, impotencia, incredulidad, tristeza, enfado, entre otros.

Cuando nos dan alguna de estas noticias, inicialmente suponen un impacto y pueden surgir multitud de preguntas… “¿por qué me tiene que pasar a mí?, ¿y si nunca puedo conseguir tener hijos sanos?, ¿cómo puede afectar a mi descendencia este tipo de técnicas?”…

Es normal que te asalten todas estas dudas.  Estás en todo tu derecho de estar enfadada. A nadie le gusta que le den una noticia de estas características, pero has de ser optimista y pensar que, gracias a este tipo de técnicas diagnósticas, podrás conocer con exactitud si existe o no patología que te impida tener un hijo libre de enfermedad.

Después de la conmoción de la noticia, llega la calma, y solo te queda ponerte en manos de los expertos, el equipo médico, que te van a asesorar desde el mayor de los conocimientos.

Si tienes cualquier cuestión médica, no temas transmitírsela a tu ginecólogo, él es quien mejor te sabrá explicar y aclarará todas tus dudas.

Tener cierto conocimiento de las técnicas que se van a llevar a cabo, te aporta seguridad y confianza; lo que te permite tener sensación de control y formar parte activa de tu proceso de Reproducción Asistida.

Durante la espera de los resultados tras la realización del DGP, puede aparecer cierto grado de ansiedad, provocada por la incertidumbre de conocer el diagnóstico definitivo. En estos momentos es fundamental mantener un buen ajuste emocional. Es elemental que te armes de paciencia, los agobios y “comeduras de cabeza” no harán más que empeorar tu estado de nerviosismo.

Practicar relajación, yoga, darte paseos o realizar cualquier actividad física o mental que te haga sentir bien, será el mejor antídoto frente a la impaciencia.

En este periodo de espera de entrega de resultados, generalmente sobreviene el miedo de que no haya embriones sanos.

Sabemos que es cuestión de probabilidades. Cada embrión tiene un 25% de posibilidades de estar sano, un 25% enfermo y un 50% de probabilidades de ser portador de la enfermedad.

Si lo miramos desde este punto de vista, los porcentajes son ciertamente optimistas, ya que tendríamos menos posibilidades de tener un hijo enfermo, que sano.

Una vez conozcas los resultados del diagnóstico, te recomiendo que optes por ponerte en el lado óptimo de la balanza. Tal vez no sea el desenlace que esperabas, y tengas pocos embriones sanos; o tal vez las noticias sean mejores de lo que imaginabas. De una manera u otra, nada podrá cambiar la realidad. ACEPTAR la nueva condición, te permitirá adaptarte mejor a la situación, para poder continuar en este camino de la búsqueda de tu hijo.

Si crees que este post puede ayudar a otras personas, puedes compartirlo en las redes sociales.

Gracias por compartir.

Olivia de Prado

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El Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP), es una forma muy precoz de diagnóstico, que hace posible el estudio genético en los embriones antes de ser trasferidos al útero materno.

De este modo, se determinan aquellos embriones portadores o libres de enfermedad, lo que permite establecer diagnósticos tempranos para un gran número de patologías congénitas.

Este tipo de técnicas sirven para identificar los pacientes con riesgo elevado de procrear descendencia afectada, porque tienen o son portadores de enfermedades genéticas transmisibles, y ofrecen la posibilidad de comenzar el embarazo con el conocimiento de procrear descendencia libre de la enfermedad especifica estudiada.

Además de diagnosticar enfermedades hereditarias, el DGP se utiliza en otro tipo de situaciones como puede ser, abortos de repetición o fallos repetidos de implantación, con el fin de determinar qué está ocurriendo en estos casos.

Desde la parte psicológica, y como ya hemos hablado en ocasiones anteriores, la infertilidad, sea cual sea su causa, siempre supone para la persona que la sufre, así como para su pareja, un acontecimiento, cuanto menos, significativo en sus vidas.

Son varias las etapas por las que se transita tras recibir el diagnóstico de ser portador de una enfermedad hereditaria; las mismas por las que se atraviesa después de sufrir un aborto o de haber tenido fallos de implantación en repetidas ocasiones. Algunas de las emociones que se despiertan tras estos acontecimientos pueden ser rabia, impotencia, incredulidad, tristeza, enfado, entre otros.

Cuando nos dan alguna de estas noticias, inicialmente suponen un impacto y pueden surgir multitud de preguntas… “¿por qué me tiene que pasar a mí?, ¿y si nunca puedo conseguir tener hijos sanos?, ¿cómo puede afectar a mi descendencia este tipo de técnicas?”…

Es normal que te asalten todas estas dudas.  Estás en todo tu derecho de estar enfadada. A nadie le gusta que le den una noticia de estas características, pero has de ser optimista y pensar que, gracias a este tipo de técnicas diagnósticas, podrás conocer con exactitud si existe o no patología que te impida tener un hijo libre de enfermedad.

Después de la conmoción de la noticia, llega la calma, y solo te queda ponerte en manos de los expertos, el equipo médico, que te van a asesorar desde el mayor de los conocimientos.

Si tienes cualquier cuestión médica, no temas transmitírsela a tu ginecólogo, él es quien mejor te sabrá explicar y aclarará todas tus dudas.

Tener cierto conocimiento de las técnicas que se van a llevar a cabo, te aporta seguridad y confianza; lo que te permite tener sensación de control y formar parte activa de tu proceso de Reproducción Asistida.

Durante la espera de los resultados tras la realización del DGP, puede aparecer cierto grado de ansiedad, provocada por la incertidumbre de conocer el diagnóstico definitivo. En estos momentos es fundamental mantener un buen ajuste emocional. Es elemental que te armes de paciencia, los agobios y “comeduras de cabeza” no harán más que empeorar tu estado de nerviosismo.

Practicar relajación, yoga, darte paseos o realizar cualquier actividad física o mental que te haga sentir bien, será el mejor antídoto frente a la impaciencia.

En este periodo de espera de entrega de resultados, generalmente sobreviene el miedo de que no haya embriones sanos.

Sabemos que es cuestión de probabilidades. Cada embrión tiene un 25% de posibilidades de estar sano, un 25% enfermo y un 50% de probabilidades de ser portador de la enfermedad.

Si lo miramos desde este punto de vista, los porcentajes son ciertamente optimistas, ya que tendríamos menos posibilidades de tener un hijo enfermo, que sano.

Una vez conozcas los resultados del diagnóstico, te recomiendo que optes por ponerte en el lado óptimo de la balanza. Tal vez no sea el desenlace que esperabas, y tengas pocos embriones sanos; o tal vez las noticias sean mejores de lo que imaginabas. De una manera u otra, nada podrá cambiar la realidad. ACEPTAR la nueva condición, te permitirá adaptarte mejor a la situación, para poder continuar en este camino de la búsqueda de tu hijo.

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