Olivia de Prado

“aprendiendo a vivir sin él…” (duelo: parte 1)

duelo

La llegada de un niño a la casa siempre es recibida con alegría e ilusión.  Cuando nos quedamos embarazadas pensamos en el nombre que le pondremos e imaginamos su rostro. Sin embargo, todos estos sueños pueden desvanecerse ante la desgarradora pérdida del embarazo.

No importa el tiempo que hayas estado embarazada, la duración del embarazo no se correlaciona directamente con la profundidad del dolor que experimentas.

El tiempo después de la pérdida puede ser profundamente doloroso. Hay algunos factores que pueden intensificar este dolor como, por ejemplo, el tiempo que se ha demorado en concebir el bebé, la edad de la mujer que conlleva a una mayor presión biológica, la pérdida de embarazos anteriores y los sentimientos de apego a medida que progresa el embarazo, entre otros.

Cuando pierdes un bebé se desencadenan una mezcla de emociones como tristeza, culpa, ira, confusión, negación, añoranza…

Al recibir la noticia, los padres entran en una Fase de Negación en la que pueden pensar: “esto no me puede estar pasando”. Esta incredulidad es un mecanismo de nuestra mente para digerir en pequeñas dosis una realidad que se muestra abrumadora.

Después de pasar esta primera etapa de shock, se atraviesa una Etapa de Ira donde aparecen sentimientos de culpa, y puede que te preguntes a ti misma si has sido tú la que has causado esta pérdida debido a tu comportamiento durante el embarazo.

Luego viene la Etapa de Depresión, cuando eres consciente de los proyectos que tenías sentirás sentimientos de tristeza, trastornos de apetito y de sueño e inclusive puedes experimentar una profunda ansiedad debido a que comienzas a dudar respecto a las posibilidades de quedar embarazada nuevamente.

Por último, atravesarás una Etapa de Aceptación permitiéndote una oportunidad de vivir a pesar de la ausencia de tu ser querido.

La familia, así como los amigos, serán una red de apoyo fundamental en momentos de tanto dolor por lo que no debes tener miedo de pedir ayuda o hablar sobre tus sentimientos para que ellos perciban la tristeza que sientes. Sin embargo, suele ser una tarea difícil ya que los seres queridos muchas veces no comprenden la intensidad física y emocional de este duelo. Incluso en ocasiones pueden decirte expresiones como “Ya vendrá otro bebé” … “Eres joven, pronto quedarás embarazada nuevamente” … ellos tratan de evitar tu sufrimiento, pero no saben cómo conseguirlo. Hazles saber que este tipo de frases no sólo no te sirven de consuelo, sino que profundizarán aún más el dolor al intentar restarle importancia a los sentimientos por tu bebé perdido.

¿Cómo puedes aprender a vivir con esta pérdida?

Conoce las causas médicas de esta pérdida, cuáles son sus consecuencias en un futuro ante posibles nuevos embarazos y obtén respuesta a todas tus inquietudes.

Nombra a tu bebé frente a otros amigos, familiares, compañeros de trabajo y/o pareja.

Llora plenamente por esta pérdida sin apresurarte ni establecer plazos, aunque procures hacer todo lo necesario para cada día sentirte un poco mejor.

Cuida tu salud física y emocional buscando ayuda profesional cuando sientas que sola no puedes afrontar el dolor de esta pérdida.

Decide cuándo y qué hacer con la ropa del bebé que te han regalado y/o has comprado.

Recuerda a tu bebé en aniversarios especiales haciendo ceremonias significativas que te permitan honrar su memoria.

Y lo más importante de todo no dejes de Sonreir, ésto no significa que estás deshonrando la memoria de tu bebé… la risa es sanadora por lo que no sientas culpa de experimentar algunas dosis de alegría.

Si crees que este post puede ayudar a otras personas, puedes compartirlo en las redes sociales.

Gracias por compartir.

Olivia de Prado

2 comentarios en ““aprendiendo a vivir sin él…” (duelo: parte 1)”

  1. Pingback: ” la infertilidad detuvo mi vida” – Psicoinfertility

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La llegada de un niño a la casa siempre es recibida con alegría e ilusión.  Cuando nos quedamos embarazadas pensamos en el nombre que le pondremos e imaginamos su rostro. Sin embargo, todos estos sueños pueden desvanecerse ante la desgarradora pérdida del embarazo.

No importa el tiempo que hayas estado embarazada, la duración del embarazo no se correlaciona directamente con la profundidad del dolor que experimentas.

El tiempo después de la pérdida puede ser profundamente doloroso. Hay algunos factores que pueden intensificar este dolor como, por ejemplo, el tiempo que se ha demorado en concebir el bebé, la edad de la mujer que conlleva a una mayor presión biológica, la pérdida de embarazos anteriores y los sentimientos de apego a medida que progresa el embarazo, entre otros.

Cuando pierdes un bebé se desencadenan una mezcla de emociones como tristeza, culpa, ira, confusión, negación, añoranza…

Al recibir la noticia, los padres entran en una Fase de Negación en la que pueden pensar: “esto no me puede estar pasando”. Esta incredulidad es un mecanismo de nuestra mente para digerir en pequeñas dosis una realidad que se muestra abrumadora.

Después de pasar esta primera etapa de shock, se atraviesa una Etapa de Ira donde aparecen sentimientos de culpa, y puede que te preguntes a ti misma si has sido tú la que has causado esta pérdida debido a tu comportamiento durante el embarazo.

Luego viene la Etapa de Depresión, cuando eres consciente de los proyectos que tenías sentirás sentimientos de tristeza, trastornos de apetito y de sueño e inclusive puedes experimentar una profunda ansiedad debido a que comienzas a dudar respecto a las posibilidades de quedar embarazada nuevamente.

Por último, atravesarás una Etapa de Aceptación permitiéndote una oportunidad de vivir a pesar de la ausencia de tu ser querido.

La familia, así como los amigos, serán una red de apoyo fundamental en momentos de tanto dolor por lo que no debes tener miedo de pedir ayuda o hablar sobre tus sentimientos para que ellos perciban la tristeza que sientes. Sin embargo, suele ser una tarea difícil ya que los seres queridos muchas veces no comprenden la intensidad física y emocional de este duelo. Incluso en ocasiones pueden decirte expresiones como “Ya vendrá otro bebé” … “Eres joven, pronto quedarás embarazada nuevamente” … ellos tratan de evitar tu sufrimiento, pero no saben cómo conseguirlo. Hazles saber que este tipo de frases no sólo no te sirven de consuelo, sino que profundizarán aún más el dolor al intentar restarle importancia a los sentimientos por tu bebé perdido.

¿Cómo puedes aprender a vivir con esta pérdida?

Conoce las causas médicas de esta pérdida, cuáles son sus consecuencias en un futuro ante posibles nuevos embarazos y obtén respuesta a todas tus inquietudes.

Nombra a tu bebé frente a otros amigos, familiares, compañeros de trabajo y/o pareja.

Llora plenamente por esta pérdida sin apresurarte ni establecer plazos, aunque procures hacer todo lo necesario para cada día sentirte un poco mejor.

Cuida tu salud física y emocional buscando ayuda profesional cuando sientas que sola no puedes afrontar el dolor de esta pérdida.

Decide cuándo y qué hacer con la ropa del bebé que te han regalado y/o has comprado.

Recuerda a tu bebé en aniversarios especiales haciendo ceremonias significativas que te permitan honrar su memoria.

Y lo más importante de todo no dejes de Sonreir, ésto no significa que estás deshonrando la memoria de tu bebé… la risa es sanadora por lo que no sientas culpa de experimentar algunas dosis de alegría.

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