En el ser humano la Sexualidad juega un papel importante en la Reproducción, a diferencia de los animales.

La sexualidad es la forma de comunicar sentimientos, emociones y deseos entre personas, independientemente de que tengan o no la intención de reproducirse.

Los sentimientos de afecto y cariño que manifestamos a nuestra pareja sexual, nos permiten experimentar relaciones sexuales más completas y con infinidad de matices.

Si me sigues, a menudo me habrás leído a cerca de las dificultades que tienen algunas parejas a la hora de concebir un hijo. Aunque a simple vista puede parecer fácil que se produzca el milagro de la vida, lo cierto es que hay un número importante de parejas que buscan procrear y tardan varios meses hasta conseguirlo.

Las parejas que buscan descendencia tienen muy en cuenta el calendario de ovulación de la mujer y tratan de no perder oportunidades para conseguir un embarazo. Esta forma de actuar puede llegar a convertir el sexo en un acto rutinario y mecánico, sin manifestación de afecto alguno, lo cual termina pasando factura en las relaciones sexuales de la pareja. La principal consecuencia es la disminución del número de encuentros sexuales, debido, no solo a la falta de novedad, sino también a la rutina y el desgaste originado por los fracasos continuados. Es entonces cuando la sexualidad se ve dañada.

Hay algunos factores en los que los profesionales de la salud mental ponemos el foco a la hora de evaluar la capacidad de solución del problema. Algunos de éstos son, si sienten cariño o por el contrario ha aparecido un rechazo por el otro, si hay motivos de discusión irreconciliables, si ha desaparecido el enamoramiento, si se ha fugado el deseo, si aún existe un proyecto de vida en común, si existe la posibilidad de subsanar errores cometidos en el pasado, si hay dificultades en la comunicación, si poseen capacidad para expresar sus emociones, si afectan las malas relaciones con las familias de origen…

En esta situación de deterioro de las relaciones de pareja y relaciones sexuales, no podemos obviar un factor importante como es la “crisis personal” que puedan estar sufriendo uno o ambos miembros de la pareja. En este aspecto influye la edad de los componentes que conforman la pareja, ya que no es lo mismo pasar por esta situación en la treintena que en los cuarenta. El principal motivo de esta diferencia es que, una vez llegada la cuarentena, una etapa que implica la transición de la juventud a la edad adulta, inicia el declive que supone entrar en la mediana edad o mitad de la vida del individuo. Donde éste se comienza a plantear cuestiones que hasta el momento no contemplaba, como el futuro y la vida que le espera de ahora en adelante. Se proyecta y presupone si le gustaría seguir así o si le gustaría cumplir algún deseo anhelado.

Este momento es el que muchos denominan crisis de los 40. Entonces la persona hace un cómputo y si el balance no es muy positivo, puede desencadenar una crisis personal y trasladarlo posteriormente a la pareja.

Un efecto importante de la crisis de mediana edad, que afecta a ambos sexos por igual, es la extinción sexual, producida por el aburrimiento de la rutina sexual. La emoción más frecuente que aparece cuando se está pasando por este periodo, es la desilusión, al ver que, a pesar de hacer todos lo intentos por devolver la pasión a su relación, éstos son inútiles.

Llegados a este punto y antes de que pueda ser el principio del fin de la pareja y dejar que ocurra un deterioro insuperable, sería conveniente que la pareja solicitase ayuda profesional, con el fin de solventar las dudas que han podido aparecer y así buscar el camino del encuentro o en caso de que fuera necesario, el de la separación.

Para poder recuperar una adecuada sexualidad, la primera recomendación de un buen terapeuta sexual sería siempre activar y escuchar tus sentidos. Ya que son éstos los que pueden ayudarte a reparar aquello que parece has perdido. O, por el contrario, indicarte que ya no hay nada más que puedas hacer.

Los sentidos (vista, gusto, tacto, oído, olfato) nos ayudan a descubrir las sensaciones de nuestro mundo interior. Así podemos entender con mayor claridad, qué estamos sintiendo en cada momento de nuestra vida de pareja o nuestra sexualidad.

Un perfume, el tono de voz, una imagen sugerente, una caricia, un sabor agradable, desencadenan fantasías eróticas y provocan ciertas respuestas sexuales.

Conocer cómo funcionan nuestros cinco sentidos en las relaciones sexuales, nos despertará un cosmos interminable de placer.

Me gustaría dejarte algunas sugerencias para reconquistar el erotismo con tu pareja a través de los sentidos:

• El tacto: la piel es el órgano más grande del cuerpo humano, las caricias, los masajes, los mimos, los roces en ciertas zonas del cuerpo, tienen un gran componente erótico.
• El olfato es una fuente sutil de placer, el simple olor corporal puede ser un factor estimulante. El cuerpo secreta feromonas que atraen a la pareja sexual.
• El gusto: existen alimentos afrodisiacos que activan algunas partes de nuestro cerebro. Cualquier alimento que os guste será buena opción para general placer.
• A través del oído se consiguen muchas sensaciones placenteras; la respiración, las palabras cariñosas o sensuales, así como el tono de voz utilizado para decirlo.
• La vista: la insinuación es sublime a la hora de cortejar al compañer@.

Puede que estos tips te ayuden a volver a disfrutar del sexo con tu pareja. O puede que no sea suficiente, y sea hora de buscar otro tipo de alternativas. Siempre puedes contar con la ayuda de un terapeuta sexual para facilitar la expresión de tus emociones.

¿Qué te parece lo que te propongo? ¿Comenzamos?

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Gracias por compartir.

Olivia de Prado