Olivia de Prado

Transitar el DUELO en tiempos de coronavirus.

duelo coronavirus

Cuando hablamos de duelo, hacemos referencia al dolor que surge tras una pérdida.

Lo primero que nos viene a la cabeza, en estos tiempos que nos encontramos, son las muertes que están ocurriendo por covid-19.

Me gustaría aportar mi pequeño granito de arena, para el acompañamiento de aquellas personas que están sufriendo de cerca las consecuencias de esta realidad.

En el artículo de hoy hablaré no solo de las fases del proceso de duelo, sino también trataré de abordar la situación, aportando algunas herramientas para transitar estas etapas de una manera más saludable.

No sólo quiero hablar de pérdidas humanas, también me gustaría atender a otro tipo de pérdidas, que se dan en estas circunstancias, como pueden ser, las pérdidas económicas, las rupturas de pareja, las pérdidas de amistad, la pérdida de salud, perdida de libertad, entre otras…

Después de sufrir una pérdida, lo más habitual, sería sentir malestar. En algunas ocasiones este malestar se manifiesta de forma cercana al acontecimiento en sí, otras veces aparece pasado un largo periodo de tiempo.

Hay ocasiones en que, por diferentes circunstancias, no se consigue expresar ese malestar, y no se inicia el proceso de duelo inmediatamente o días después de la pérdida.

Puede ser que la persona que ha sufrido la pérdida no se sienta con fuerzas de afrontar tanto dolor, porque es consciente de que no puede dedicarle las energías que ello requiere; o puede ser que se quede anclado en las primeras fases del duelo y no sea capaz de avanzar en el proceso.

Existen algunas corrientes que hablan de “duelos patológicos”, pero a mí no me gusta utilizar este término, ya que considero que en todos los duelos existe cierta patología psicológica, con lo que no estimo importante diferenciar unos de otros.

Estas corrientes se centran principalmente en el tiempo que la persona tarda en recuperarse o volver a sentirse bien, y consideran que, si el individuo tiene sintomatología psicológica después de 6 meses de haberse producido la pérdida, éste duelo pasa a ser patológico.

Yo me pregunto, ¿cómo se puede definir el tiempo que determine que una persona se ha recuperado tras haber sufrido una pérdida, cuando todas las personas somos diferentes y cada uno necesitamos tiempos diferentes?

Bajo mi punto de vista, los procesos de duelo, pueden durar el tiempo que la persona requiera para poder integrar y elaborar ese dolor que siente.

En la consulta no trato de manera diferente a las personas que acuden por malestar psicológico tras una pérdida que ha ocurrido hace 9 años, y a las personas que han sufrido una pérdida en las últimas semanas o meses. Para mí el abordaje terapéutico es el mismo en ambos casos.

Aunque sí considero importante hacer un diagnóstico durante las primeras consultas, no me gusta utilizar etiquetas, ya que este estado emocional tiene un componente de temporalidad. El uso de etiquetas, como “duelo patológico” o “duelo retenido”, no hace más que empeorar la percepción que el paciente tiene a cerca de su situación psicológica.

El tiempo después de la pérdida puede ser profundamente doloroso, pero en ocasiones puede no saberse expresar.

Es importante que identifiques en primer lugar las emociones que sientes.

Cuando sufres una pérdida se pueden desencadenar una mezcla de emociones como tristeza, culpa, alivio, ira, confusión, negación, añoranza

Al recibir la noticia, se entra en la primera etapa del proceso, Fase de Negación en la que puedes pensar: “esto no me puede estar pasando”.

Esta incredulidad es un mecanismo de nuestra mente para digerir en pequeñas dosis una realidad que se muestra abrumadora.

Después de pasar esta primera etapa de shock, se atraviesa por una Etapa de Enfado, en la cual pueden aparecer sentimientos de culpa, y puede que te preguntes a ti mismo si has sido tú el que has causado esta pérdida por algún comportamiento que has tenido o por no haber “estado a la altura” de la situación. También puede aparecer rabia o ira porque tengas que pasar por esta situación tan dolorosa.

Más tarde aparece la Etapa de Tristeza, cuando eres consciente de la realidad. Pueden aparecer trastornos de apetito, de sueño e inclusive puedes experimentar una intensa ansiedad debido a que comienzas a dudar respecto a las posibilidades de volver a sentirte emocionalmente estable algún día.

Por último, pasarás a una Etapa de Aceptación permitiéndote una oportunidad de vivir serenamente a pesar de esa ausencia.

¿Cómo puedes aprender a vivir con esta pérdida?

No establezcas plazos para recuperarte y para estar bien, aunque procures hacer todo lo necesario para cada día sentirte un poco mejor. Cada uno requiere de un tiempo. Todos llevamos diferentes velocidades. No es peor tardar un poco más de tiempo. Querer estar bien pronto, solo ejerce presión sobre ti.

Conoce las circunstancias reales en las que ocurrió la pérdida, ya que te ayuda a elaborar y facilita la integración de la pérdida, al mismo tiempo que evitará que tu imaginación sostenga todo tipo de rumiaciones.

Nombra tu pérdida, habla de ella con otras personas, con amigos, familiares, compañeros de trabajo y/o pareja, con quienes te sientas cómodo. Descubrirás con quien sí y con quien no puedes hablar a cerca de ello. Hay personas que muestran mayor empatía que otras, y en estos momentos necesitas alguien que sepa escuchar lo que quieres contar, o incluso tus silencios.

Llora lo que te apetezca por tu pérdida. Llorar te libera de tensión. Te sentirás más reconfortado.

Cuida tu salud física; no descuides tu higiene personal, esto puede influir en tu estima; lleva una alimentación equilibrada, es probable que tengas menos apetito, pero puedes probar a comer aquellas cosas que te apetezcan; cuida tu sueño, procura dormir un mínimo de horas, es necesario descansar.

En ciertos momentos, cuando se hace cuesta arriba, puede ser necesario que requieras medicación, si sientes un gran malestar, puedes plantearte hacer una consulta con tu médico de cabecera, y ver si él considera oportuno que puedas tomar algo que te facilite el descanso.

¿Qué actitudes te pueden ayudar para avanzar en tu camino para sentirte mejor anímicamente?

En lo que a nivel emocional se refiere, te aconsejo que escuches lo que te pide el cuerpo. Puede que inicialmente necesites no hacer nada, solamente descansar o llorar, pero cuando haya pasado un tiempo puedes probar con alguna actividad que te resulte placentera. La actividad permite cambiar el foco y atender a lo positivo de la vida.

Reconoce la pérdida. Después de atravesar la primera etapa de incredulidad y shock como mecanismo de dosificación frente a una pérdida, es indispensable que reconozcas la muerte de tu persona querida, así como las esperanzas y sueños perdidos.

 Respeta tu duelo. Es posible que la sociedad minimice tu duelo, pero el dolor es completamente subjetivo y sólo tú sabes cómo lo estás experimentando. El dolor que sientes es real y absolutamente desgarrador sin importar cuántas veces tengas que repetir cuanto echas de menos tu perdida.

Reconoce tu dolor. La pérdida siempre tendrá un lugar en tu corazón por lo que está bien sentirse triste en el aniversario que ha fallecido tu ser querido. Tienes derecho a dolerte todo lo que necesites y a sentir plenamente las emociones de esta pérdida para así finalmente sanar y salir adelante.

Busca contención. Cuenta con tus amigos o familiares con quienes puedas expresar el dolor que sientes por la pérdida. Compartir lo que te ha sucedido te permitirá sentirte menos solo. Si sientes que en ellos no encuentras la contención adecuada, sólo debes mirar un poco a tu alrededor para encontrar otras herramientas de ayuda. También puedes compartir tus sentimientos a través de un grupo de apoyo que experimentaron una perdida similar. Allí las personas en duelo no sólo podrán contar su historia personal sino también encontrar un espacio donde expresar sus emociones, miedos y dudas sin sentirse juzgados.

Y lo más importante de todo no dejes de sonreír, esto no significa que estás deshonrando la memoria de tu persona querida. La risa es sanadora por lo que no sientas culpa de experimentar algunas dosis de alegría.

Si en algún momento sientes que no eres capaz o que te está suponiendo mucho más sufrimiento del esperado, puedes solicitar la ayuda de un especialista de la salud mental, será un apoyo fundamental en momentos de tanto dolor. No debes tener miedo de pedir ayuda o hablar sobre tus sentimientos.

El apoyo psicológico te ayuda a ventilar emociones desagradables y a integrar la perdida de manera adecuada.

Es importante que transites el camino del duelo para reconocer tu dolor y aprender a convivir con esta ausencia que dejará por siempre su marca en el corazón.

Si crees que este post puede ayudar a otras personas, puedes compartirlo en las redes sociales.

Gracias por compartir.

Olivia de Prado

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Transitar el DUELO en tiempos de coronavirus.

duelo coronavirus

Cuando hablamos de duelo, hacemos referencia al dolor que surge tras una pérdida.

Lo primero que nos viene a la cabeza, en estos tiempos que nos encontramos, son las muertes que están ocurriendo por covid-19.

Me gustaría aportar mi pequeño granito de arena, para el acompañamiento de aquellas personas que están sufriendo de cerca las consecuencias de esta realidad.

En el artículo de hoy hablaré no solo de las fases del proceso de duelo, sino también trataré de abordar la situación, aportando algunas herramientas para transitar estas etapas de una manera más saludable.

No sólo quiero hablar de pérdidas humanas, también me gustaría atender a otro tipo de pérdidas, que se dan en estas circunstancias, como pueden ser, las pérdidas económicas, las rupturas de pareja, las pérdidas de amistad, la pérdida de salud, perdida de libertad, entre otras…

Después de sufrir una pérdida, lo más habitual, sería sentir malestar. En algunas ocasiones este malestar se manifiesta de forma cercana al acontecimiento en sí, otras veces aparece pasado un largo periodo de tiempo.

Hay ocasiones en que, por diferentes circunstancias, no se consigue expresar ese malestar, y no se inicia el proceso de duelo inmediatamente o días después de la pérdida.

Puede ser que la persona que ha sufrido la pérdida no se sienta con fuerzas de afrontar tanto dolor, porque es consciente de que no puede dedicarle las energías que ello requiere; o puede ser que se quede anclado en las primeras fases del duelo y no sea capaz de avanzar en el proceso.

Existen algunas corrientes que hablan de “duelos patológicos”, pero a mí no me gusta utilizar este término, ya que considero que en todos los duelos existe cierta patología psicológica, con lo que no estimo importante diferenciar unos de otros.

Estas corrientes se centran principalmente en el tiempo que la persona tarda en recuperarse o volver a sentirse bien, y consideran que, si el individuo tiene sintomatología psicológica después de 6 meses de haberse producido la pérdida, éste duelo pasa a ser patológico.

Yo me pregunto, ¿cómo se puede definir el tiempo que determine que una persona se ha recuperado tras haber sufrido una pérdida, cuando todas las personas somos diferentes y cada uno necesitamos tiempos diferentes?

Bajo mi punto de vista, los procesos de duelo, pueden durar el tiempo que la persona requiera para poder integrar y elaborar ese dolor que siente.

En la consulta no trato de manera diferente a las personas que acuden por malestar psicológico tras una pérdida que ha ocurrido hace 9 años, y a las personas que han sufrido una pérdida en las últimas semanas o meses. Para mí el abordaje terapéutico es el mismo en ambos casos.

Aunque sí considero importante hacer un diagnóstico durante las primeras consultas, no me gusta utilizar etiquetas, ya que este estado emocional tiene un componente de temporalidad. El uso de etiquetas, como “duelo patológico” o “duelo retenido”, no hace más que empeorar la percepción que el paciente tiene a cerca de su situación psicológica.

El tiempo después de la pérdida puede ser profundamente doloroso, pero en ocasiones puede no saberse expresar.

Es importante que identifiques en primer lugar las emociones que sientes.

Cuando sufres una pérdida se pueden desencadenar una mezcla de emociones como tristeza, culpa, alivio, ira, confusión, negación, añoranza

Al recibir la noticia, se entra en la primera etapa del proceso, Fase de Negación en la que puedes pensar: “esto no me puede estar pasando”.

Esta incredulidad es un mecanismo de nuestra mente para digerir en pequeñas dosis una realidad que se muestra abrumadora.

Después de pasar esta primera etapa de shock, se atraviesa por una Etapa de Enfado, en la cual pueden aparecer sentimientos de culpa, y puede que te preguntes a ti mismo si has sido tú el que has causado esta pérdida por algún comportamiento que has tenido o por no haber “estado a la altura” de la situación. También puede aparecer rabia o ira porque tengas que pasar por esta situación tan dolorosa.

Más tarde aparece la Etapa de Tristeza, cuando eres consciente de la realidad. Pueden aparecer trastornos de apetito, de sueño e inclusive puedes experimentar una intensa ansiedad debido a que comienzas a dudar respecto a las posibilidades de volver a sentirte emocionalmente estable algún día.

Por último, pasarás a una Etapa de Aceptación permitiéndote una oportunidad de vivir serenamente a pesar de esa ausencia.

¿Cómo puedes aprender a vivir con esta pérdida?

No establezcas plazos para recuperarte y para estar bien, aunque procures hacer todo lo necesario para cada día sentirte un poco mejor. Cada uno requiere de un tiempo. Todos llevamos diferentes velocidades. No es peor tardar un poco más de tiempo. Querer estar bien pronto, solo ejerce presión sobre ti.

Conoce las circunstancias reales en las que ocurrió la pérdida, ya que te ayuda a elaborar y facilita la integración de la pérdida, al mismo tiempo que evitará que tu imaginación sostenga todo tipo de rumiaciones.

Nombra tu pérdida, habla de ella con otras personas, con amigos, familiares, compañeros de trabajo y/o pareja, con quienes te sientas cómodo. Descubrirás con quien sí y con quien no puedes hablar a cerca de ello. Hay personas que muestran mayor empatía que otras, y en estos momentos necesitas alguien que sepa escuchar lo que quieres contar, o incluso tus silencios.

Llora lo que te apetezca por tu pérdida. Llorar te libera de tensión. Te sentirás más reconfortado.

Cuida tu salud física; no descuides tu higiene personal, esto puede influir en tu estima; lleva una alimentación equilibrada, es probable que tengas menos apetito, pero puedes probar a comer aquellas cosas que te apetezcan; cuida tu sueño, procura dormir un mínimo de horas, es necesario descansar.

En ciertos momentos, cuando se hace cuesta arriba, puede ser necesario que requieras medicación, si sientes un gran malestar, puedes plantearte hacer una consulta con tu médico de cabecera, y ver si él considera oportuno que puedas tomar algo que te facilite el descanso.

¿Qué actitudes te pueden ayudar para avanzar en tu camino para sentirte mejor anímicamente?

En lo que a nivel emocional se refiere, te aconsejo que escuches lo que te pide el cuerpo. Puede que inicialmente necesites no hacer nada, solamente descansar o llorar, pero cuando haya pasado un tiempo puedes probar con alguna actividad que te resulte placentera. La actividad permite cambiar el foco y atender a lo positivo de la vida.

Reconoce la pérdida. Después de atravesar la primera etapa de incredulidad y shock como mecanismo de dosificación frente a una pérdida, es indispensable que reconozcas la muerte de tu persona querida, así como las esperanzas y sueños perdidos.

 Respeta tu duelo. Es posible que la sociedad minimice tu duelo, pero el dolor es completamente subjetivo y sólo tú sabes cómo lo estás experimentando. El dolor que sientes es real y absolutamente desgarrador sin importar cuántas veces tengas que repetir cuanto echas de menos tu perdida.

Reconoce tu dolor. La pérdida siempre tendrá un lugar en tu corazón por lo que está bien sentirse triste en el aniversario que ha fallecido tu ser querido. Tienes derecho a dolerte todo lo que necesites y a sentir plenamente las emociones de esta pérdida para así finalmente sanar y salir adelante.

Busca contención. Cuenta con tus amigos o familiares con quienes puedas expresar el dolor que sientes por la pérdida. Compartir lo que te ha sucedido te permitirá sentirte menos solo. Si sientes que en ellos no encuentras la contención adecuada, sólo debes mirar un poco a tu alrededor para encontrar otras herramientas de ayuda. También puedes compartir tus sentimientos a través de un grupo de apoyo que experimentaron una perdida similar. Allí las personas en duelo no sólo podrán contar su historia personal sino también encontrar un espacio donde expresar sus emociones, miedos y dudas sin sentirse juzgados.

Y lo más importante de todo no dejes de sonreír, esto no significa que estás deshonrando la memoria de tu persona querida. La risa es sanadora por lo que no sientas culpa de experimentar algunas dosis de alegría.

Si en algún momento sientes que no eres capaz o que te está suponiendo mucho más sufrimiento del esperado, puedes solicitar la ayuda de un especialista de la salud mental, será un apoyo fundamental en momentos de tanto dolor. No debes tener miedo de pedir ayuda o hablar sobre tus sentimientos.

El apoyo psicológico te ayuda a ventilar emociones desagradables y a integrar la perdida de manera adecuada.

Es importante que transites el camino del duelo para reconocer tu dolor y aprender a convivir con esta ausencia que dejará por siempre su marca en el corazón.

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